“Bendita eres entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre” (Lucas 1:42). Que nosotros también, como Isabel, proclamemos esas palabras en nuestros corazones.
“Bendita eres entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre” (Lucas 1:42). Que nosotros también, como Isabel, proclamemos esas palabras en nuestros corazones.